Del tejido adiposo a la célula
muscular: Los principales estímulos lipolíticos al inicio del ejercicio en el
hombre son el aumento de la concentración de adrenalina y la disminución de la
insulina circulante. La tasa lipolítica depende en parte de la capacidad de la
sangre para transportar ácidos grasos, o lo que es lo mismo, de la
concentración sérica de albúmina, ya que los ácidos grasos libres en plasma van
transportando por esta proteína plasmática. Por otra parte depende del flujo
sanguíneo en el tejido adiposo y del proceso de esterificación en los
adipocitos.
El aumento del flujo sanguíneo al
tejido adiposo durante el ejercicio favorece enormemente la movilización de los
ácidos grasos. Al mismo tiempo, parece que esta regulación vascular está
mediada por adenosina, y que secundaria a eventos conectados con la lipólisis.
La lipólisis de los triglicéridos
almacenados se lleva a cabo por acción de la enzima denominado lipasa hormono
sensible (LHS) el cual, se activa por presencia de concentraciones elevadas de
adrenalina y noradrenalina y concentraciones bajas de insulina.
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