Los diferentes sistemas energéticos
(anaeróbico láctico y aeróbico) no actúan de forma independiente: cuando un
individuo esta realizando ejercicio a la máxima intensidad posible, desde los
velocistas de distancias más cortas (menos de 10 segundos) hasta que realizan
eventos de resistencia (más de 30 minutos).
El hígado aumenta significativamente
la liberación de glucosa a los músculos activos según progresa la intensidad
del ejercicio. Simultáneamente, el glucógeno muscular aporta la principal
fuente de energía a partir de hidratos de carbono durante las fases iniciales
del ejercicio y según va aumentando la intensidad. Durante el ejercicio, los
depósitos de glucógeno muscular disminuyen progresivamente al aumentar la
duración del mismo.
La tasa de utilización del glucógeno
es más elevada en los primeros 15 a 20 minutos de ejercicio.
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